Como consecuencia del estilo personalizado, los colegios SEDUC han optado por una educación diferenciada, es decir, separada para hombres y mujeres.
En la base de esta elección, está la convicción de que la persona, varón o mujer, única e irrepetible, requiere una atención particular a su forma de ser: su modo especial de ver, sentir y percibir el mundo que la rodea, por lo que la educación diferenciada reconoce esta realidad y se adecúa a ella, haciéndose más personal.
Se trata de un sistema pedagógico que asumiendo la igualdad radical de hombres y mujeres en dignidad, derechos y deberes- reconoce la existencia de una serie de diferencias innatas y propias de cada sexo y las aprovecha, educando por separado a alumnas y alumnos, para optimizar sus posibilidades y lograr una verdadera igualdad de oportunidades.
Cambios relevantes en el desarrollo psicológico y afectivo de las y los estudiantes -que inciden en la dimensión socioemocional y en el proceso educativo- se producen durante gran parte del período escolar, por lo que esta diferenciación admite que toda la oferta de asignaturas del currículum, la amplia gama de actividades extra programáticas y la variedad de deportes que se puedan ofrecer en un colegio, se pongan a disposición por igual, a ambos. Eso permite que tengan las mismas oportunidades de desarrollarse en las mismas disciplinas, en un ambiente homogéneo, libre de estereotipos de género y en un entorno de confianza y seguridad para alumnos y alumnas.
En este modelo que intenta acompañar de manera personal a sus alumnos y alumnas, también se promueven proyectos entre familias y estudiantes de los distintos colegios SEDUC que permitan una sana y natural convivencia entre hombres y mujeres.
